Con la llegada del invierno, las bajas temperaturas no solo afectan nuestra piel o nuestro sistema inmunológico, sino también nuestra salud bucodental. Muchas personas notan una mayor sensibilidad dental o molestias en la boca durante esta época del año, y esto no es casualidad. El frío puede tener un impacto significativo en nuestros dientes y encías, y entender por qué ocurre es el primer paso para prevenir complicaciones.
Hoy en Clínica Pascual-Camps queremos profundizar un poco más en este tema.
Los dientes sensibles son una queja común durante el invierno. Esto ocurre cuando el esmalte se desgasta o las encías retroceden, dejando expuesta la dentina, una capa interna más porosa y conectada a los nervios dentales. Beber o inhalar aire frío puede desencadenar una sensación dolorosa e instantánea.
Los cambios extremos de temperatura entre bebidas calientes y el aire frío exterior pueden debilitar el esmalte y, en algunos casos, provocar pequeñas fisuras.
Las bajas temperaturas pueden reducir el flujo sanguíneo en las encías, lo que podría favorecer la inflamación o el sangrado en personas con gingivitis o periodontitis.
El aire frío y los cambios bruscos de temperatura pueden provocar contracciones y dilataciones en el esmalte dental. Esto puede llevar a:
Apretar o rechinar los dientes, especialmente durante la noche, puede desgastar el esmalte y aumentar la sensibilidad al frío.
Una acumulación de placa puede exacerbar la sensibilidad y favorecer las enfermedades de las encías.
Consumir alimentos ácidos, como cítricos, o bebidas carbonatadas puede debilitar el esmalte dental, haciéndolo más vulnerable.
Procedimientos como blanqueamientos o empastes pueden dejar los dientes más sensibles durante un tiempo.
Opta por una pasta dental que contenga ingredientes como el nitrato de potasio o el fluoruro, que ayudan a fortalecer el esmalte y reducir la sensibilidad.
Aunque es tentador disfrutar de un café caliente al volver del frío, alternar entre bebidas muy calientes y el aire helado puede dañar tus dientes. Intenta esperar unos minutos antes de exponerte al frío tras consumir algo caliente.
Si pasas mucho tiempo al aire libre, usa una bufanda o cubre tu boca para evitar que el aire frío entre directamente.
El invierno es un buen momento para programar una revisión dental. Tu dentista puede identificar problemas como esmalte desgastado, encías retraídas o fisuras en los dientes antes de que empeoren.
El aire seco del invierno puede provocar sequedad bucal, lo que incrementa el riesgo de caries y enfermedades de las encías. Beber suficiente agua y usar enjuagues bucales humectantes puede ayudarte.
Si experimentas dolor intenso, sangrado de encías o sensibilidad que no mejora, es fundamental acudir a una consulta dental. Ignorar estos síntomas puede agravar el problema y llevar a complicaciones más graves.
¡Te esperamos en Clínica Pascual-Camps!