Uno de los principales riesgos oculares asociados a la diabetes es la retinopatía diabética, una afección que se produce cuando los vasos sanguíneos de la retina se deterioran debido al exceso de azúcar en sangre. Este daño puede provocar fugas, hinchazón o incluso el cierre de vasos, lo que impide que la retina reciba el oxígeno necesario.
La retinopatía diabética es la causa principal de pérdida de visión en adultos en edad laboral. En sus etapas iniciales, puede no presentar síntomas, por lo que muchas personas no son conscientes de que la padecen hasta que el daño es significativo.
Además de la retinopatía, la diabetes también aumenta el riesgo de desarrollar otras enfermedades oculares como:
Acumulación de líquido en la mácula, parte central de la retina.
La diabetes puede acelerar su aparición, provocando visión borrosa.
Aumento de la presión intraocular que daña el nervio óptico, otro riesgo elevado en personas con diabetes
Visión borrosa o fluctuante
Manchas o moscas volantes en el campo visual
Dificultad para ver de noche
Pérdida repentina de visión
Una dieta equilibrada, la práctica regular de ejercicio físico y evitar el consumo de alcohol en exceso favorecen tanto la salud general como la salud visual.
Fumar agrava los problemas vasculares y acelera el deterioro ocular, especialmente en personas con diabetes.
Se aconseja un examen ocular completo al menos una vez al año. Este debe incluir dilatación de pupilas para evaluar en profundidad el estado de la retina.
Mantener los niveles dentro de los rangos recomendados reduce significativamente el riesgo de desarrollar problemas oculares
Láser ocular para sellar vasos sanguíneos con fugas
Cirugía vitrectomía en casos más avanzados
Inyecciones intravítreas de fármacos antiangiogénico