Dificultad para masticar o morder correctamente.
Desgaste anormal en los dientes.
Respiración bucal frecuente. Puede estar relacionada con problemas en el desarrollo de la estructura orofacial.
Problemas en la pronunciación de ciertos sonidos.
Mordida cruzada o abierta.
Hábitos orales perjudiciales, como chuparse el dedo o empujar los dientes con la lengua.
Mayor riesgo de caries y enfermedades periodontales debido a la dificultad de limpieza.
Problemas digestivos derivados de una masticación ineficiente.
Dolor mandibular y trastornos de la articulación temporomandibular (ATM).
Alteraciones en el desarrollo del habla.
Exploración clínica.
Radiografías y estudios de ortodoncia.
Modelos 3D y escaneos intraorales.
El tratamiento varía según la edad del niño y la gravedad de la maloclusión. En algunos casos, puede requerirse ortodoncia interceptiva con aparatos removibles o fijos. En otros, el uso de brackets o alineadores transparentes en etapas más avanzadas.
Evitar hábitos perjudiciales como el uso prolongado del chupete o chuparse el dedo.
Fomentar una alimentación equilibrada que incluya alimentos que favorezcan el desarrollo orofacial.
Realizar visitas periódicas al odontopediatra desde la erupción del primer diente.